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azulojo

llantos

Narcolepsia

Cuando me pongo a pensar
que me tengo que morir
tiendo mi capa en el suelo
y me jarto de dormir

A partir de ahora, la reina del mambo

Se hace necesario que os diga que nada hay tan loco como agradarse y admirarse a sí mismo. Y sin embargo, si estáis descontentos de vosotros, ¿dónde estará la gracia, la belleza y el encanto de lo que hagáis? Quitad ese estímulo del amor propio, y el orador se vuelve glacial, el músico no nos regala los oídos, el actor se equivoca en su papel y no recoge más que pataleos, el poeta y su musa son tomados a broma, el pintor y su arte no merecen más que el desprecio, y el médico se muere de hambre entre sus drogas. Sin el amor propio, el bello Nereo y el horrible Tersites, Faón el rejuvenecido y Néstor el viejo son iguales; sin el amor propio es imposible distinguir el tonto del listo, el conversador ameno del pesado y el patán zafio del hombre de mundo. ¡Tan verdad es que cada uno debe acariciarse a sí mismo y darse su propia aprobación antes que pretender recibir la de los demás! (Erasmo de Rotterdam, en "Elogio de la Locura")